"Hola:
Sé que te parecerá extraño que me dirija a ti de esta manera, nunca lo había hecho contigo, nunca había sido necesario, nunca habíamos estado tan alejadas como hasta hoy. Debo confesarte que estoy un poquito triste, me acordé de ti y sólo me sentí así; me detuve, antes sonreía al pensar en ti…hoy no fue así.
Estás ocupada con miles de cosas y lo puedo entender.
Ayer la Carol vino a dormir aquí…y pensé: ¿hace cuanto tiempo que no te vienes a quedar? Ayer me di cuenta que fue hace mucho, mucho tiempo. Ya no somos las mismas de antes, es triste, siento que este es el comienzo de un gran silencio entre nosotras, uno que jamás pensé que llegaría.
Si hay algo que no quiero que pase, es verte caer y algo que es peor no estar ahí para ayudarte, y es que hoy estoy lejos de ti para aconsejarte. No es esa lejanía física, sino esa cuando vives cosas ajenas, imposible que compartamos en un mismo lenguaje. Siento que será difícil hablar los estúpidos temas de antes.
Te quiero mucho y sé que pocas veces te lo he dicho. Porque te quiero de esa forma no quiero que te pierdas, que te caigas, que cambies o que transes lo invaluable, aquello que es tuyo y es hasta tú misma. Piensa muy bien en los pasos que estas dando; mírate de lejos y pregúntate si esto es lo que quieres hacer, y si es el camino correcto a tus metas y no un atajo que a la larga será un callejón sin salida más; que no sea algo que sientes que debes demostrar a alguien más o parecerte a alguien más. Está muy bien superarse, luchar, pero siempre y cuando no lo estés pasando mal, no lo estás disfrutando o sólo te estas cansando o simplemente no estas cómoda.
Sólo cuídate harto y dime que lo que haces es lo que deseas, que nadie te obliga a nada; que eres la misma de siempre: la feliz, la niña, la que le quedaba una gota de inocencia, mi prima, mi hermana…
Bueno, besos y abrazos. Medita lo que te escribí.
Tu primita linda, Romina."
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