domingo, septiembre 09, 2007

Vestida de riguroso verde.


Leer este poema significó muchas lágrimas para mí…su delicadeza para expresar el más profundo amor por la madre que sin importar el lugar, nacionalidad o apellido, se parece a miles de otras madres…a la mía por ejemplo:

Ligera, feliz, directa, sensible y amante, llorona como ella misma. Ahora me doy cuenta de lo mucho que la amo, hace tiempo que no me detenía a pensarlo. Soñaba pesadillas interminables cuando chica, que ella se moría…significaba quedar muy muy sola. A veces pienso en las personas que ya no tienen a su madre, qué difícil debe ser… su calidez, su pecho que pareciera la cama más acogedora y tibia en una noche de lluvia, sin ella en realidad; sus remedios caseros para un dolor de guata, sus ricas comidas y sus palabras llenas de sabiduría en el momento justo. Sus enojos que son terribles, pero son una vez a las miles. Sin embargo…es lo mejor que a alguien le puede suceder, una buena mamá.

El día que ella ya no esté…no lo puedo imaginar. Es sólo un profundo silencio.

Feliz cumpleaños mamita hermosa de mi corazoncito interminablemente afligido!


Vestida de Riguroso Verde

Viene mi madre danzando en silencio
vestida de riguroso verde
rodeada por hojas y brillantes amapolas
atareada en sus paseos largos
de sol y sombra
viene amable como es su costumbre
sin alterarse por nada
ni tampoco por nadie
segura en su andar infinito
libre en los bosques
en jardines perfumados por el aire
y la inesperada lluvia

Trae consigo tantas cosas
tanta vida entremanos
tanta tierra recorrida
con velocidad de gacela
con ayudas de muchos
con sonrisas varias
presente y constante
infaltablemente a la hora
irremediablemente a su hora.

Ya te espero madre
como el más niño de los niños
ingenuo en demasiadas cosas
torpe como pocos
con viejos ademanes
con vinagre y sal en el alma
con pequeños ojos que poco ríen
y una voz de poeta que a veces sale.

Vienes madre
madrenferma madrecuidadora
madresolera madresangre
con un canasto de presentes
coloridos amistosos llanos
con color en el invierno
para el más pequeño
con pan amasado para tu hermano
con remedios y voces para el enfermo
y una final sonrisa para mi amada.

Todo te lo agradezco
Todote lo debo hoy
que vienes sin haberte ido
ahora que llegas sin haber partido
que golpeas en mi memoria
como en una dulce puerta.


“De Riguroso Verde”
Enrique Sáez Ramdohr.

Atte Romy


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