sábado, enero 27, 2007

Adiós!!

Son sólo palabras que debo decir ahora para acabar con todo esto. Renuncio a ti, no te quiero ver más…eres la pesadilla constante de la que he hablado una eternidad de veces atrás. No vuelvas más: olvida mi nombre, olvida que existo.

He caído a las profundidades de la soledad por ti. No lo sabes y ese es el peor pecado que puedo cometer ¿Pecado? Para mi no lo es a cabalidad…peor pecado que ese es decir las palabras al viento y que no las escuches, o que lo hagas y que parezca que llueve a nuestro alrededor.

Te dejo ir por que es lo más sano que me va quedando, después de todo esto, tanto tiempo…lo más cuerdo que puedo hacer en medio de este caos mental. Primero fue un nada y ahora siento cada latido que dio de más este corazón hace unos segundos atrás cuando la cabeza pedía decir la verdad, mi verdad. Verdad que veto en este segundo, y en cada segundo reflejado de la misma manera, y cada uno de ellos...jamás verá la luz del día, pues de alguna manera no lo sabes, porque no te la mereces, porque ese pedestal que te pertenecía te ha quedado grande, a la altura de tu cordura inexistente.

Desde hoy no pienso más en ti, no te darás cuenta. Es lo más tonto que he escuchado, pero eso es lo que quiero en este momento. Te complico la vida, como lo hago conmigo ahora. ¡Sólo vete de mi cabeza! en un par de meses ni mi blog se acordará de ti…

Adiós, que la vida sea lo mejor para ti. Fue un gusto conocerte, gracias por todo y por toda la nada que podré dejar atrás…
Te prometo dejar de querer, que nada me recordará tu nombre, ese nombre que me salía en todas partes: en un letrero, en la sopa, que las nubes dibujaban; apellido que hasta más de un profe tenía en el liceo, que antes mis ojos eran una extensión de todos los sentimientos que se conjugaban con tu sombra dibujada en mi mente en cada pestañeo…sombra que hoy ya es una nada, una eterna nada impaciente.
Prometo también que será fácil, que nada alterará nada en mí otra vez…pues no te veré más, ni en sueños.

Nada hará que esos sentimientos aniquilados por ti, sin haberlo jamás sabido, vuelvan...

Romina

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